Producción y recepción

La convulsa transición entre el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, concretamente entre 1830 y 1930, marca la

Aventuras de Sherlock Holmes (sf.) obra que corresponde a la novela de 1887 Estudio en escarlata.

entrada de Europa en la modernidad, no sólo en el ámbito político, social y económico, sino también en el ámbito cultural (Migozzi, 2012). Este período se caracteriza por la emergencia y expansión de una cultura mediática, así como la propagación de las ficciones populares en los incipientes medios de comunicación (la prensa, el cine mudo). Comienzan a surgir pues diferentes formatos de la literatura popular (el folletín, la novela por entregas, la novela popular, p.ej.) y con ello a propagarse sus modelos narrativos, historias y personajes emblemáticos.

Para Migozzi (2012) estas ficciones populares pueden entenderse como: “transnational trailblazers because they gave rise to wide and permanent cultural transfers and mixing of representations, unconstrained by national borders”. La circulación de estos esquemas narrativos tuvo lugar en el Viejo Continente gracias a las traducciones y adaptaciones lo que permitió llevar obras que fueron comercialmente exitosas en ciertos países a otros públicos. Migozzi (2012) ofrece como ejemplo las numerosas adaptaciones de Sherlock Holmes que se publicaron en el continente. La concesión de licencias para la distribución, pero también las adaptaciones “libres” cuyo resultado poco o nada tenía que ver con la obra inicial, eran algunas modalidades para permitir la distribución de la literatura popular.

El modelo de las publicaciones de folletines en los periódicos, pensado como estrategia para mejorar las ventas de la publicación en cuestión, no fue un fenómeno cultural ajeno al contexto latinoamericano. Para el caso de Chile, las primeras décadas después de la independencia estarían marcadas por una necesidad de expresión de ideas políticas y estéticas, así como de una alta demanda de lectura, este último aspecto surgido a partir de una revolución lectura, es decir de un incremento de las tazas de alfabetización en los centros urbanos. Siendo los libros un bien material importado y costoso, lo que los hacía inalcanzables para gran parte de la población, los periódicos suplirían esas demandas de las clases menos acomodadas. La prensa chilena de mediados del siglo XIX comenzó a publicar en sus páginas traducciones de novelas, especialmente francesas. El primer folletín aparecería en Chile en 1842 en el diario El progreso, modelo que sería replicado por otros periódicos como El mercurio de Valparaíso, La voz de Chile, entre otros (Memoria chilena). Para Barraza (2017) el formato del folletín influenció, en mayor o menor medida, a los autores pioneros de la incipiente literatura nacional chilena, Alberto Blast Gana y José Victorino Lastarria, particularmente en lo que respecta al motivo del amor impedido, la dupla del amor y el patriotismo “eran tributarios de un rango sacrificial que implicaban los proyectos nacionales” (116).

A lo largo de la región latinoamericana se pueden encontrar ejemplos similares al caso chileno expuesto anteriormente, el siglo XIX anticipa la conformación, expansión y profesionalización del mercado de la literatura popular, entendida esta como un proyecto editorial que persigue objetivos comerciales. Continuando con el formato del folletín, las novelas exitosas y populares de autores latinoamericanos, como es el caso de María de Jorge Isaacs o Facundo de Sarmiento, serían también publicados en periódicos a lo largo del continente, lo que sería indicio de la circulación de textos exitosos en la región. El paso a la venta de novelas populares estaría también ligado al carácter mercantil de los editores, pero también a la existencia y el intercambio con el mercado internacional de las ficciones populares: a través de licencias de reproducción y de traducciones los relatos más populares se publicaron también en Latinoamérica. A manera de ejemplo, es posible mencionar el caso de la editorial española Molino, la cual:

“se trasladó durante la Guerra Civil a Argentina, donde lanzó varias colecciones que tuvieron un gran éxito no sólo en Latinoamérica, sino igualmente en España. Colecciones como la Novela Deportiva, Narraciones Terroríficas, la colección Hombres Audaces o la famosa Biblioteca Oro inundaron los mercados; La Biblioteca Oro fue uno de los mayores éxitos editoriales de la novela popular” (Cuesta, Maasberg, Musser 2022: 42).

 

Narraciones terroríficas n°50 (1941)

 

Finalmente, vale la pena aclarar que, aunque el público objetivo de este mercado de ficciones era fundamentalmente masculino: “algunas de las novelas y series estaban dirigidas a públicos específicos. En primer lugar, a las mujeres, que ya habían sido el grupo objetivo de los dramas sentimentales en forma de novelas por fascículos en el siglo XIX y se convirtieron en las destinatarias de la novela rosa en el siglo XX. Además, existían numerosas series y novelas cuyos héroes eran niños o adolescentes y que estaban diseñadas para atraer a un público juvenil”(Cuesta et al. 2022: 62) 2022: 62).

Literatura consultada:

Barraza, E. (2017). LA TRADICION DEL FOLLETÍN Y DE LA NOVELA POPULAR EN CHILE (CÁNON Y CORPUS EN LA NARRATIVA CHILENA SIGLOS XIX Y XX). Revista chilena de literatura, 96, 115–140. https://doi.org/10.4067/s0718-22952017000200115

BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE. Literatura de folletín. Memoria Chilena. Disponible en https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3558.html . Accedido en 29/2/2024.

Cuesta, D., Maasberg, I. & Musser, R. (2022). La novela popular española: géneros, mercados y lectores.

Migozzi, J. A cultural new deal: the expansion of a common market for fiction in early European media culture (1840-1940).2012. ‌hal-00764631